lunes, abril 07, 2008

extratorrestre

El destino se quedó conmigo. Nos jugamos en una apuesta el corazón y ganó él. Me dio a entender que hay sentimientos, que aunque parezca que hemos perdido, tan sólo están en la recámara y se disparan sin querer en momentos que no esperas como aquella tarde. Las famosas mariposas jugaron dentro de mis órganos de mis órganos de digestión. Te estaban buscando porque sólo ellas saben donde estabas: nunca te habías ido. El tiempo perdido desaparece y se diluye mitad sueño y mitad realidad que se encarga de hacer con él lo que le viene en gana. Conclusión: el destino ganó la partida.