viernes, agosto 21, 2015

Recomendación "literaria" - Listography!



Soy una adicta a las listas y esto es así, lo admito. Tengo cinco libretas distintas y en cada una de ellas tengo una lista, y realmente sólo me falta una libreta donde poder escribir una lista de mis libretas de listas...bueno, de eso trata Listography.


 
"Listography. You life in lists" es un libro, con forma de libreta (la mitad de sus páginas son de papel pautado) donde puedes escribir listas. Os pregutaréis que clase de listas, pues de todo tipo, desde lista de mejores amigos, comidas favoritas o películas favoritas (las más obvias); hasta listas como "tus mayores actos de bondad", "tendencia de moda personal" (o lo que es lo mismo, cuando llevas algo que sólo tu sabes o sueles llevar), o "placeres por los que te sientes culpable". Viene con una marcapáginas de tela con el que marcar tu última lista. Adjunto foto más abajo con la que os podéis hacer una idea de las clases de listas. Todas ellas acompañadas de un dibujo absurdo que ilustra la lista.


Lo único malo es que aún no he logrado encontrarlo en España. Yo compré mi Listography en mi última visita a Londres en ua tienda muy cool llamada "Urban Outfitters" por 11,99 pounds (no es tan cool saber, un tiempo después que su dueño es un homófobo según ciertas declaraciones).

Y por si no te convence alguna de las listas incluidas (hay donde elegir) al final puedes encontrar unas páginas en blanco para crear tus propias listas, y antes unos cuantas páginas de "First" y "Last", y sinceramente ¡hay algunas primeras veces que ya cuesta recordar! (Y algunas "últimas" también)


Ahora pensaréis que seguramente que seguramente esto lo completas en una tarde...pues yo ya llevo dos años y no he terminado. Muchas veces requiere recordar y mucho. Recordar cosas que ni te acordabas que habías hecho o detalles que harán que utilices recursos externos.
"List band you've seen live" Esta me va a llevar un tiempo, necesitaré Google, revisar mis fotos....


Bueno, y si esto no es lo suficientemente friki, ¡no pasa nada! Porque hay "Listography" de muchísimas cosas: Music Listography, Film Listography, Literary Listography, Future Listography (con listas para tu futuro tú), Travel Listography (listas y más listas de viajes), Love Listography (no estoy muy segura del contenido de esta libreta, pero creo que os lo imagináis) y creo que pronto crearán (en exclusiva para mi) ¡List Listography!....Admito que me gustaría.

Visitad www.listography.com  y mirad a ver si os interesa alguna. Si encontráis algún cuaderno "Listography" en alguna librería, por favor, no dejéis de hacérmelo saber, y sino y queréis buscarlo la editorial es Chronicle Books y los autores Lisa Nola y Nathaniel Russell.

Aquí os dejo una foto de una de mis listas; la que se puede ver, claro.

viernes, agosto 14, 2015

Ese día es hoy. 3. Evitando lesiones


Imagina que un día decides cambiar tu vida, pero tu vida no la puedes cambiar… no puedes cambiar tu familia, tus estudios, tus amigos, o quizás ni siquiera puedas cambiar el sitio donde vives, pero cambias. Vas a cambiar tu forma de ver las cosas, y va a ser hoy.

3. Parte 1: EVITANDO LESIONES

7:30 El despertador está sonando. Es un radio-reloj-despertador así que en vez de sonar un horrendo `pip-pip´ oigo una canción que está sonando en la radio. Creo que ya la he escuchado antes.
Umm…hoy es viernes. Dormiré cinco minutos más. Me doy la vuelta.

Veinte minutos más tarde me levanto de un salto. La radio sigue sonando,  es más, están poniendo la misma canción que sonaba cuando debería haberme levantado…porque ya voy tarde.
Aún con el pijama puesto me acerco al cuarto de baño, que tiene la luz encendida. Doy un golpe en la puerta, y me responde un gruñido, mi compañera de piso.

Logró salir del piso, pero ya es seguro que voy a llegar tarde. Parece que voy a tener suerte porque hay un autobús en la parada, pero conforme voy llegando me doy cuenta de que no hay nadie esperando, y cuando por fin alcanzo la puerta esta se cierra en mis narices, y el autobús arranca. Antes que gastar energía en gritarle al conductor y perder más tiempo prefiero ser práctica y subir andando, aunque seguramente tendré que correr “un poco”.
Sigo andando, pero por un instante (y sin dejar de andar) cojo el móvil, lo miro para ver si tengo alguna llamada perdida, o mensaje. No hay nada. Me deprimo y acelero el paso porque es más tarde de lo que imaginaba.
La calle por la que ando es una gran avenida, una gran multitud  de gente va al trabajo,  lleva a sus hijos al colegio. También hay muchos estudiantes, como yo, que van a la facultad.
De pronto me cruzo con un muchacho, me lleva mirando desde que me tiene a la vista, y al pasar a mi lado me dedica una sonrisa y me da los buenos días. Yo le devuelvo el saludo pero no acierto a saber de que lo conozco.
Voy tan distraída que cuando iba a cruzar la calle un coche por poco me atropella, pasa a un palmo de mí, pitando. Me calmo y sigo mi camino.
Poco después estoy de nuevo esperando para cruzar la calle (esta vez procuro esperar a que el semáforo se ponga en verde)  y miro de nuevo mi reloj de pulsera…que marca la misma hora que hace cinco minutos…y los mismos segundos. Con tal de no pararme a mirar la hora en el móvil decido echar a correr para tardar lo menos posible en llegar. Me alegro de no haber desayunado porque así voy más ligera.
Extenuada, sin aliento, y sudando llego a la facultad. Con un último esfuerzo cojo el móvil para mirar la hora, no atino a verla porque se me nubla la vista y empiezo a ver puntitos de colores. Caigo al suelo.
Al abrir los ojos lo primero que encuentro son unos grandes ojos azules muy claros, tras unas gafas, que me son familiares.
-¿Auri?- el que me habla es Ángel.
Me incorporo y observo que al otro lado esta mi profesor de metodología, Paco, que me mira preocupado.
- Menudo susto nos has dado Aurora.
- Yo… Lo siento. He venido corriendo porque llegaba tarde a su clase –dirijo mi mirada a Paco, antes de terminar me interrumpe.
- Pero si dije que no había clase por la conferencia.
No sé que cara se me queda, pero en ese momento Ángel suelta una carcajada.
- Supongo que te has desmayado porque no has desayunado –ahora Paco mira a Ángel - ¿por qué no te la llevas y te aseguras de que repone fuerzas?
- Sí, será lo mejor.
Ángel me levanta y me agarra mientras Paco se va. Lo miro.
- ¿Qué me ha pasado?
- Acababa de bajarme del bus y te he visto entrar en la facultad y caerte en redondo, ¡menudo golpe! –vuelve a dedicarme la mejor de sus sonrisas, le está intentando quitarle hierro al asunto- tu profesor estaba allí cerca y se ha acercado.
- ¡Qué vergüenza…! –hago una pausa mientras seguimos andando hacia la cafetería. Ángel todavía me sujeta por la cintura.
- Déjame –le digo soltándome –creo que podré andar por mi misma.
Pero al soltarme y dar la primera zancada pierdo de nuevo el equilibrio, esta vez a Ángel si le da tiempo a cogerme. Disgustado y siendo muy borde me dice:
- No seas cabezona y deja que te ayude.
No es el hecho de que agarre o me ayude hasta a sentarme en una silla en la cafetería lo que me da rabia, es su presencia, que ya de por sí me pone nerviosa…
- Supongo que un café y al menos una tostada si tomarás, ¿no?
- Sí… -me dispongo a buscar el monedero cuando me dice
- No seas tonta, te invito yo –y se va hacia la barra.
Decido entretenerme mientras viene y voy a coger mi móvil, pero no lo encuentro. La última vez que lo vi estaba en mis manos antes de desmayarme…
Ángel llega con los cafés.
- ¡Ángel –digo asustada- creo que he perdido el móvil!
Sonríe.
- Anda, anda… lo he cogido yo del suelo –lo saca de su bolsillo- pero no sé si estará muy bien porque estaba la batería por un lado, la carcasa por otro…

Ángel y yo nos hicimos amigos después locura de tarde de cervezas, tras conocernos por una llamada equivocada. Yo salía de vez en cuando con su grupo de amigos y, a escondidas, con él muchas veces a solas, sin que su novia lo supiera. Aquel chico delgado, de pelo largo y rubio, y con perilla; el típico gracioso del grupo.
Ángel y yo estudiábamos en la misma facultad pero vivíamos muy lejos el uno del otro dificultando nuestros encuentros confidentes.
- Esta tarde viene Javi a mi casa, que vamos a hacer maratón de películas de serie Z, vente.
- ¿No va nadie más?
- Si quieres invito a tu pesudo-ex-rollo bisexual-gay.
- A veces te pones de un borde... Bueno, pero no me quedaré hasta tarde que mañana madrugo – hago una pausa antes de soltar la bomba- se arreglaron al final las cosas con María, ¿no?
- No sé, no del todo –ahora es él el que se hace el reticente.
- ¿No del todo?
- Es que parece que siempre que hay problemas es por mi culpa, soy yo el que tiene que solucionarlo todo –no me creo lo que oigo, a veces creo de verdad que María no sabe lo que tiene.
- Yo lo que veo es que no pasáis mucho tiempo juntos… y yo que sé, tu sales, y ella se va pronto, sin ni siquiera darse cuenta de que tu quieres quedar, y quizás que ella se quede –me doy cuenta de que estoy hablando más de la cuenta, le pego un trago al café, así me escondo detrás de la taza.
- No, tienes razón. Me he dado cuenta de que ya no quiero pasar tanto tiempo con ella. Incluso… -ahora él hace una pausa, creo que no sabe si decirme lo que está pensando- estaba pensando en dejarlo, se ha metido demasiada gente de por medio –en ese comentario había algo implícito.
- ¿Lo has pensado bien? –digo en un alarde de autocontrol.
- Si es que realmente ya no tenemos nada en común, bueno, el tiempo que llevamos juntos.
Ahora se ha puesto muy serio, incluso algo triste. Mira su café, lo coge lentamente.
- La verdad –el gesto de su cara ahora ha cambiado y expresa muchas emociones con una mirada pícara detrás de las gafas de pasta- es que las últimas veces que he salido me lo he pasado mejor que estando con ella.

Sé perfectamente a lo que se está refiriendo. El último fin de semana salimos muy pocos: él, yo, otro amigo común nuestro que está estudiando también aquí con nosotros, y un par de amigos más. Estuvimos en una discoteca muy famosa. María no estaba. E incluso hubo un momento en que nos quedamos los dos bailando a solas. Aquel fin de semana había sido genial.
Ahora estamos los dos en silencio, despierto y me doy cuenta de que no sé ni la hora que es, y mi reloj se paró esta mañana.
- Ángel, ¿qué hora es?
- Las 9:20
- ¡Joder, que tengo clase a las nueve y media!
Ángel se ríe.
- Nena, eres un desastre… Deberías irte ya si no quieres llegar tarde.
- Tienes razón.
- ¿Quieres que te acompañe?...- ¿Ángel siendo tan amable?- es por si te caes –comienza a reírse, ya se está burlando otra vez de mi. Me mantengo con gesto serio, pero sigue riéndose, y parece no importarle. Cojo mis cosas y ya me voy a ir cuando dice:
- Pásate esta tarde por mi piso, ¿vale?
Afirmo con la cabeza y me voy.
Conforme paso por el pasillo alguna gente se me queda mirando, seguramente me han visto caer.

14:38
Y estoy en el autobús urbano de vuelta a casa. En los que dura el trayecto recuerdo la conversación mantenida con los que no sólo son mis compañeras de clase, sino que también fieles consejeras.
- ¿De verdad te ha dicho eso? –pregunta escéptica Alicia.
- Sí…y no sería la primera vez que lo dejaran, porque ya me contó que lo han dejado más de una vez.
- Pues si no es la primera vez que rompen es que eso ya no tiene futuro–dice Marta
- ¿Olvidáis el pequeño detalle de que aún tiene novia? Y si siguen juntos por algo será- responde Alicia
-  Sinceramente, creo que a cualquier pequeña oportunidad deberías tantear el terreno…
- ¿Tantear terreno…?
- Calentar un poco…
- ¿Para evitar lesiones…? -digo yo, naif.
- No, idiota. Calentarlo a él, a ver como responde - Marta, la experta en previos.