jueves, julio 24, 2008

Historias de la calle

Esta mañana de vuelta del médico (nada serio, sólo unos análisis rutinarios) nos hemos topado mi señora madre y yo con una señora en la cola para la cita para el análisis. Nos ha preguntado qué día era y al descubrir que es 24 y no 25 como en su papel decía se le ha caído un poco el mundo encima. Hasta aquí todo normal,¿no? Pero la mujer, mientras esperábamos ha empezado a contarnos detalles sobre sí misma. Tiene 82 años, y os aseguro que no los aparenta ni por asomo, y se quejaba de que ahora tendría que volver a subir las cuestas que llevan hasta su casa en Las Américas (barrio de mi ciudad natal, donde la anécdota ha tenido lugar), cuando la hemos visto andar nos hemos quedado sorprendidas: la mujer ni cojeaba ni tenía ninguna dificultad en sus piernas, de hecho, ¡iba con chanclas! Mientras salíamos del médico nos ha empezado a contar que ha vivido durante 45 años en Argentina, y que se vino tal y como s fue: "con una mano delante y otra detrás", o lo que es lo mismo, en una situación precaria. Vivía bien hasta que un familiar le arrebató el negocio y que se vio "obligada" a volver a España, y por ello comprendía muy bien a todos los inmigrantes que llegan aquí y los compadece. Tras una corta pero intensa conversación sobre la vida nos hemos despedido deseándonos buena salud y suerte en la vida. La historia de una vida que no olvidaré...