jueves, abril 30, 2009

A -Culturizarse

Vivimos en una sociedad en el que el valor principal es la comodidad, y no es que critique esta comodidad, porque a mí también me gusta la rapidez y facilidad que nos proporcionan los nuevos avances tecnológicos. Pero lo que me preocupa es que nos hemos acomodado culturalmente. Cada vez conozco menos gente joven que lea un libro por gusto y no por obligación. Yo admito que leo por obligación y por gusto y a veces ambas opciones combinadas, y me resulta extraño cuando una amiga me comentó que le resultaba sorprendente verme leer tanto. Como si leer fuera un acto que es realmente extraño en una persona joven. Y por desgracia lo es. Nos hemos acomodado a que nuestro cerebro entre en “stand-by” cuando vemos la tele, y así no tenemos que molestarnos en pensar. Es más fácil que coger un libro en el que nos obligamos a pensar y ejercitar más funciones cerebrales que con la tele. Y más grave es que también con la música pasa lo mismo, nos acomodamos a lo que nos imponen que tenemos que oír: los últimos éxitos, esos que ya están para bajarte en tu móvil. Comprendo que para mucha gente ir a un concierto, como por ejemplo el concierto con motivo de la celebración de Santa Cecilia, sería impensable a no ser que participara algún familiar, amigo o conocido. Este fue mi caso, pero he de admitir que disfruté mucho, disfruté de una música distinta a la que normalmente escucho. No dejemos que sólo nos llegue lo que todo el mundo escucha, descubramos nuevas músicas, nuevos discos que nos ilusiones, al igual que no nos dejemos absorber por la tele, internet puede ser una buena fuente de información cuando se utiliza bien, y yo leo asiduamente blogs de gente desconocida que me aporta más que el programa de turno de la tarde. Es muy cómodo que te den de comer con cuchara lo que debes saber o escuchar, pero es más satisfactorio descubrir por uno mismo historias que te absorban en una novela, o en una serie, y melodías que te emocionan en un disco que no es muy conocido.

miércoles, marzo 25, 2009

Historias del día a día 2

Les voy a contar una historia. Pero voy a empezar por el final. Me senté finalmente en el autobús, y observé a una señora que leía un periódico deportivo. Me pareció irónico ya que en la contraportada había una foto inmensa de una mujer con muy poca ropa. Unos minutos antes el hombre me había preguntado si hablaba francés, había asumido que por ser profesora de inglés también hablaba francés (que si lo entiendo, aunque no lo hablo), pero no lo quise dar más explicaciones, las explicaciones me ponen nerviosa. Después de conocer un poco sobre su vida yo también me pensaría darle 50 céntimos. “Cualquiera de los jóvenes que ves aquí lleva en el monedero 50 euros”, sonreí y miré a la señora a mi lado que contestó “¡quien los tenga!”. Unos instantes antes le había preguntado a la señora si trabajaba, ella respondió que sí, no tenía estudios y llevaba mucho tiempo trabajando, así que el hombre, cerveza de lata en mano, se dispuso a contarnos que a él no le gustaba trabajar. De hecho, sólo había trabajado una vez en su vida, en lo que él llamó “el negocio de sus padres”, y que cuando se cabreaba con su padre, lo cual sucedía a menudo, le robaba dinero de la caja (1000 ptas. de entonces, aunque no se de qué entonces), y se iba por ahí. A través de las gafas la señora me lanzó una mirada, la explicación de una vida en un minuto. Remató: “Y ahora yo le pido a cualquiera 50 céntimos y nadie me da nada”. El individuo captó mi atención, estaba convencido de que Bachiller duraba 3 años contando con “la reválida”, me molesté en explicarle el sistema educativo actual (al fin y al cabo el CAP sirve para algo), entonces sacó el tema del trabajo. Aparento menos edad de la que tengo, pero no estoy acostumbrada a que me quiten 6 años de un plumazo, después de que el hombre tras intentar sacarle conversación en vano a la mujer, dijera “Mira la chavala como estudia, está terminando bachiller”. Esta historia comienza cuando me senté a esperar el autobús, a mi izquierda una mujer de mediana edad me miró desde detrás de sus gafas de sol. Yo saqué mis apuntes sobre teoría fílmica feminista y me puse a leer, cuando de repente pasó un hombre de aspecto extraño y me dijo: “En el mismo sitio y a la misma hora”. Levanté una ceja, y miré a la señora, y mientras la persona en cuestión se acomodaba al lado de la señora, ella me dijo: “¡Cómo está la gente con esto de la crisis!”.

jueves, octubre 02, 2008

Ledger VS. Nicholson

Bueno y Malo. Orden y Caos. Batman y Joker. Todo superhéroe tiene a su villano, y con el reciente estreno de “El Caballero Oscuro” vuelve también a las pantallas uno de los malvados más famosos: Joker. Pero este Joker es muy distinto. Echando la vista hacia atrás, más exactamente hacia 1989 podíamos ver en la gran pantalla a este súper-villano encarnado por Jack Nicholson en una creación de Tim Burton, pero el personaje interpretado por Nicholson es muy diferente al Joker de Heath Ledger. Ledger, fallecido en enero de este mismo año, lo deshumaniza al no dejarse llevar por ninguna chica atractiva ni siquiera la chica de Batman, al contrario de lo que le pasa al personaje de Nicholson. No utiliza armas extremadamente grandes o exageradamente pequeñas, o juguetitos como un “saco de la risa” o una flor en la solapa que dispara ácido, que lo caracterizan como payaso. El nuevo malvado utiliza armas actuales, pero sobretodo cuchillos, de toda clase y tipo, y con los que disfruta manejando y utilizando para amenazar. Los cuchillos son un objeto clave en esta nueva concepción de Joker porque aunque su origen como este “payaso psicópata” no esta claro (durante la película él mismo cuenta varios “posibles” orígenes, a cual más macabro y retorcido) en todos ellos las armas blancas son el principal protagonista de sus historias. Sin embargo, en el largometraje de 1989 impregnado por un aura timburtiana muy gótica, podemos ver desde el principio como surge el personaje: cae por culpa de Batman en ácido y queda desfigurado con la cara blanca, pelo verde y labios rojos, con una eterna sonrisa siniestra. Es un payaso que incluso cuando lo tachan de loco responde “Se equivoca, soy Piscis”, considerándose un artista. El Joker de 1989 es el asesino de los padres de Bruce Wayne, un delincuente de la mafia que acaba transformado y loco. Una concepción del opuesto de Batman que se parece más a la original de los primeros cómics de los años 40, y muy diferente a la de “El Caballero Oscuro”. La ciudad de Gotham del siglo XXI no es gótica pero si actual, ha evolucionado, al igual que el villano que debe instaurar el caos, idea presente en ambas películas y personificada en ambos Joker. Característica que comparten pero desarrollan de diferente manera ambas interpretaciones, y que no es la única que tienen en común, se mantiene la imagen de la cara blanca, pelo revuelto, traje púrpura, y labios rojos, pero esta vez la sonrisa definida por las cicatrices en la cara que suponían varias horas de maquillaje de Heath Ledger. La interpretación de Jack Nicholson, especialista en psicóticos y psicópatas, no ha pasado desapercibida para la historia del cine, y menos si ha sido bajo las órdenes de Tim Burton, sin embargo la interpretación del fallecido actor australiano ha sido calificada de magistral y podría recibir un Oscar póstumo en la próxima ceremonia de los premios de la academia hollywodiense.