miércoles, mayo 27, 2009

Creatividad

Acabo de ver un vídeo que me ha impactado fuertemente. He tenido que repasarlo varias veces en mi mente, asimilar lo que me decía, tan real y tan verdad en mi misma. Somos lo que nos venden que debemos ser. Estudias Primaria para pasar a Secundaria, para pasar a Bachiller para poder hacer una Licenciatura para cuando la termines, estar en pañales y tener que hacer un Máster o unas oposiciones y muchos cursos. Siempre hay un escalafón superior al que llegar, otro más porque en el que estás no vale nada. Sólo somos parte del rebaño, y tan sólo nos queda decidir si queremos formar parte de ese rebaño o hacer lo que nos gusta. Podemos hacer unas oposiciones y trabajar el resto de nuestra vida en algo que no nos apasione demasiado pero nos sobre el dinero, o bien estar en un trabajo mediocre que nos de la libertad de hacer aunque sea un poco eso que nos hace vibrar, que impulsa nuestra creatividad, aunque sea como monitor@ de una clase de Aeróbic. El video (cuyo enlace está al final)habla de como en la escuela debajo de la mayoría de las asignturas están las artes, se considera secundario, con lo que "no te puedes ganar la vida", pero ¿y si es lo que realmente te apasiona en la vida? ¿lo que te hace vibrar? Hace no mucho estuve en un curso que me ayudó a clarificar que es lo que realmente me hace vibrar y ahora sabiéndolo me arrepiento de no aprovechar esas capacidades porque tengo que "seguir al rebaño"(Larrinco te plagio, pero parcialmente) y aún hay días en el que lo único que alivia la rutina es dedicar un poco de tiempo a eso que nos apasiona aunque sea una afición.Si me hubiera dejado llevar por mi creatividad a la hora de elegir un futuro profesional no estaría donde estoy ahora, si tendría trabajo o una estabilidad y buen futuro profesional tampoco lo sé, pero es dificil salirse del rebaño, quizás aún este a tiempo.

PD: Larrinco gracias por la reveladora entrada, arroja un poco de luz entre la oscuridad.

miércoles, mayo 20, 2009

EL PODER DE UNA MELODÍA

La mente es el órgano más poderoso del ser humano, y los milagros y desgracias que nos puede regalar aún resultan un misterio para los científicos. Me encontraba un día sentada delante de mi ordenador escuchando música de uno de mis recopilaciones de artistas favoritos de un modo aleatorio cuando empezó a sonar una canción desconocida. ¿Cómo es que aquella canción tan cargada de emoción no había llegado a mis oídos antes? Y es que como consumidora voraz de cine y música que soy la canción en cuestión había pasado inadvertida…hasta ese mismo instante en el que me absorbió por completo: tuve que oírla de nuevo, y cuando dejé de escucharla seguía en mi mente, me acompañó toda la tarde como un sentimiento. Quizás cualquier otra persona que la pueda oír no vea más que una bonita melodía, un buen arreglo, una voz dulce… pero esta mañana necesitaba escuchar de nuevo esa melodía, necesitaba el sentimiento que produce en mi para mejorar mi humor. Sin embargo, del mismo modo buscaba una canción en otro de mis CDs y me encontré a mi misma deprimida ante los primeros acordes con los que empezaba un álbum. Esta canción iba asociada a un recuerdo muy fuerte, dejé de escucharla, y muy probablemente pasará mucho tiempo hasta que pueda escuchar de nuevo esa canción. Seguro que lo han sentido alguna vez, esa asociación indisoluble, las canciones que forman la banda sonora de su vida, pueden ser muchas al mismo tiempo, imposibles de compilar, o ser tan sólo un puñado de canciones: las únicas que son capaces de provocar más que el mero placer de escucharlas, las que nos hacen vibrar como las cuerdas de una guitarra. El cerebro es el órgano más desconocido del ser humano, y sus reacciones, maravillosas y sorprendentes. Como decía Einstein el más bello sentimiento que se puede experimentar es el misterio, fuente de todo arte, y todo aquel que no posee el don de maravillarse ni encantarse ante esta emoción tiene sus ojos cerrados.

jueves, abril 30, 2009

A -Culturizarse

Vivimos en una sociedad en el que el valor principal es la comodidad, y no es que critique esta comodidad, porque a mí también me gusta la rapidez y facilidad que nos proporcionan los nuevos avances tecnológicos. Pero lo que me preocupa es que nos hemos acomodado culturalmente. Cada vez conozco menos gente joven que lea un libro por gusto y no por obligación. Yo admito que leo por obligación y por gusto y a veces ambas opciones combinadas, y me resulta extraño cuando una amiga me comentó que le resultaba sorprendente verme leer tanto. Como si leer fuera un acto que es realmente extraño en una persona joven. Y por desgracia lo es. Nos hemos acomodado a que nuestro cerebro entre en “stand-by” cuando vemos la tele, y así no tenemos que molestarnos en pensar. Es más fácil que coger un libro en el que nos obligamos a pensar y ejercitar más funciones cerebrales que con la tele. Y más grave es que también con la música pasa lo mismo, nos acomodamos a lo que nos imponen que tenemos que oír: los últimos éxitos, esos que ya están para bajarte en tu móvil. Comprendo que para mucha gente ir a un concierto, como por ejemplo el concierto con motivo de la celebración de Santa Cecilia, sería impensable a no ser que participara algún familiar, amigo o conocido. Este fue mi caso, pero he de admitir que disfruté mucho, disfruté de una música distinta a la que normalmente escucho. No dejemos que sólo nos llegue lo que todo el mundo escucha, descubramos nuevas músicas, nuevos discos que nos ilusiones, al igual que no nos dejemos absorber por la tele, internet puede ser una buena fuente de información cuando se utiliza bien, y yo leo asiduamente blogs de gente desconocida que me aporta más que el programa de turno de la tarde. Es muy cómodo que te den de comer con cuchara lo que debes saber o escuchar, pero es más satisfactorio descubrir por uno mismo historias que te absorban en una novela, o en una serie, y melodías que te emocionan en un disco que no es muy conocido.