Nunca me fijé en ti, antes. Pero sin saber como parece que los astros se alinearon y allí estabas, con tu sonrisa semi-perfecta. Mi particular Chandler, mi Marshall linarense. Me habían hablado tanto de ti, siempre, y siempre tan bien. "Es muy tierno" me decían, "es muy gracioso" me decían también, y jamás prestaba atención.
Como no, empezó con un sms. El alcohol ayudó. J.M. llevaba cosa de un mes recordándome que estabas soltero y, que casualidad, yo también. Te dio mi teléfono sin yo saberlo. Tampoco supe hasta mucho después que tú se lo habías pedido. Y un aburrido sábado, cuando estaba a punto de irme a casa me llegó el mensaje que cambiaría todo. Propio de ti, simple y conciso, me preguntabas donde estaba. Aparecí en el pub donde estabas con tus amigos, y de pronto te vi tan guapo,¡y tan indie! Te conocía desde siempre, y no sabía nada de ti.
Nos veíamos poco y mal, a escondidas, tras horas y horas de viaje en bus, nervios y esperas hasta poder vernos.
Y en lo que ahora parece muy poco tiempo, un año después de ese sms, estamos en la playa Barcelona. Está cayendo un diluvio universal, nos reímos por lo absurdo de la situación. No tengo miedo. No tengo miedo de hablar de cosas raras, de música, de historias, de filosofía, de anécdotas extrañas, podemos hablar de cualquier cosa, firmamos un pacto de sinceridad. Encontré trabajo y me mudé a Madrid, y hacíamos malabarismos para vernos, para estar juntos, y para poder vivir nos fuimos a vivir juntos. Cuando nos fuimos de aquel piso en la calle Martínez no pude sentir más que pena: fuimos muy felices allí, y aunque trabajamos a destajo, no nos gustaba el barrio, y la vecina pasaba la aspiradora a horas intempestivas, nosotros nos apretujábamos en el sofá y escuchábamos vinilos mientras hablábamos de todo. O veíamos vídeos de "Alguna Pregunta Mes?". Viajamos a Londres, y aprendiste a amar la ciudad tanto como yo lo hago, y a pesar del frío gélido, y de los agobios de la época, volvimos a querernos como si fuéramos unos tontos adolescentes. Después de eso vendrían más viajes (Oviedo, Gijón, Santander) y en muchos, no importa lo que pasase, porque tu estabas allí, porque con cada minuto descubríamos algo nuevo. Tantas experiencias en festivales y conciertos, emociones. Nos mudamos, no sin dificultades, a nuestro pequeño gran palacio en Chamberí, rodeados de castizos no dejamos de crecer.
Las cosas no siempre van bien, no somos perfectos, pero que aburrido sería ser una pareja perfecta, que poco desafiante y que poco real. Estos cuatro años han realmente existido, aunque a veces parezcan un sueño, y sólo quiero pedir...más.
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