jueves, febrero 10, 2011

A kind of epiphany

Today I came across a speech that made me think, and cry. I have always been ashamed of my extreme sensitiveness, I though I was extremely weak, and that was what people made me believe I was. However, not so long ago a person who has become a closer friend told me that it is an unique and most beautiful characteristic of my personality (not with this words, of course) since I am empathic with most people, I am able to sense and feel more, and I do not analyze, just feel. But...believe me, this sounded jut like shit to me. This was a great information but... I did not make me feel any better about my sensitiveness... until this little epiphany that I have today. It was produced by a single video. Yes, just a video with a speech (see bottom of this entry to see it). About shame, vulnerability, about the sense of belonging, the feeling of not being enough: smart enough, beautiful enough, good enough... and as an extension about love. I have a lot of fears I am aware now, fear of now being able to find a job which suits me better, fear to let the thesis unfinished, fear this new relationship just crumbles without possible solution, fear of loosing my friends sinceI don not have enough time for them... But again, if we do not fight if we believe ourselves not enough...not smart enough to finish my thesis while I work, not brave enough to do not let distance fall apart relationships, not good enough to have a better job in the future (this might take some time)...then of course I will not be able to do it, to do anything. We must be aware of our vulnerability and be able to embrace it, enjoy it for a while, let us be seen just as we are, enough. It may not mean so much for you as it meant for me, but is worth sharing. Here is the speech: Brene Brown: The power of vulnerability | Video on TED.com

martes, diciembre 28, 2010

"Dance me to the end of love"

Llovía sol de madrugada, y tu tenías la culpa. Perros y gatos caían del cielo mientras los vecinos escuchaban Joy Division y las vecinas se tiraban jarrones a la cabeza. El miedo daba paso a algo extrañamente bueno, tu coraza caía poco a poco.
Siguiente viñeta. Te pintaste los labios con mi Russian Red y le pediste un par de copas a la camarera del Ruido mientras yo me reía sin parar. Tus largas pestañas negras me abanicaban y cada vez que me guiñabas un ojo me sentía un poco más estúpida.
En otra viñeta estábamos en el metro, tú me diste uno de los auriculares, escuchábamos Jet Lag, y el tiempo parece que se detuvo en ese vagón. Te invité a un café y a que me preguntaras cualquier cosa, fiel a tu timidez no sabías que decir.
Al final del siguiente capítulo ella llora a los pies de las montaña. Desagradablemente triste y desolada a pesar los increíbles días anteriores porque él le dio un tierno beso en la mejilla y se subió al autobús.
Madeleine Peyroux - Dance me to the end of love

lunes, diciembre 27, 2010

Mini-historias de música y lluvia

#5 El Último Caramelo
Me encantan los pequeños rituales y él tenía uno muy particular. Antes de clase pasaba por mi pequeña oficina, en la que hay un grifo de agua para servirse un vaso, y robaba un caramelo. Se pensaba que no me daba cuenta, porque yo estaba de espaldas y siempre me saludaba después de haber cogido el caramelo. El último día de clase organicé mi espacio, recogiendo para las futuras vacaciones, ordenando el caos propio de días de trabajo intenso. Miré el vaso donde el primer día de semestre dejé los caramelos y sólo quedaba uno. Pensé en él instantáneamente, y cuando llegó lo llamé y le di a escondidas el último caramelo.
La última vez que los vi llovía. Eran casi las 5 de la madrugada y estábamos en la puerta de una discoteca. Le di un abrazo a cada uno de ellos mientras contenía las lágrimas emocionada por sus agradecimientos y cariño. Pero no dejaban de mirarme, no querían que me fuera pero prolongar la despedida sólo prolongaba mi tristeza. Los abracé a todos por última vez, uno a uno. El último abrazo fue para aquel estudiante de Harvard algo tímido que siempre cogía un vaso de agua y un caramelo, todos los días. Cuando le deseé suerte y me aparté para irme el sacó de su bolsillo aquel último caramelo.